Ayer mientras me veía al espejo, con mis hijas y mi sobrina en la misma habitación, se me ocurrió preguntar con inocencia:- ¿Verdad que me pongo feílla la semana antes de la menstruación?
Luego de menos de un segundo de observación contestaron: Hija menor: -¡Sí, pálida!
Hija mayor: -¡y arrugada!
Sobrina:- ¡Y llena de espinillas!
Yo: ¡Plop!
Empiezo a pensar que inculcarles honestidad, no fue del todo una buena idea.
Pero hablando en serio: es cierto. Me pongo diferente esa semana, no solo por fuera por dentro es peor, es como si por unos días se me cayera la piel emocional y anduviera por ahí, toda en carne viva, con las emociones por fuera. Sensible, nerviosa, miedosa, llorosa.
Trato de darle un sentido positivo a toda esa sensibilidad palpitante, y visualizo mis ancestros(mujeres, porque resulta que la palabra ancestras no existe!) tiradas en la tierra en ceremonia, contactando con la Pachamama, con la tierra, con su feminidad, fuertes, unidas, en matriarcado espiritual. Imagino que al sentir el inminente ataque hormonal, las mujeres con sus ciclos sincronizados , se apartaban del grupo y se internaban en el bosque, donde buscaban contacto con la tierra y con ellas mismas. Los hombres y los hijos quedaban atrás, no les quedaba mas que seguir sus vidas mientras las mujeres volvían con fuerzas renovadas.
Es una lástima que no podamos como entonces hacer una pausa en nuestras vidas para contactarnos con nuestra feminidad. Porque de pronto se convirtió en una debilidad ésto de andar sensible, y no debería ser malo, si todo éste cambio de hormonas es el que nos da la posibilidad de ser madres, deberíamos poder celebrarlo. Así que a eso las invito hoy, a celebrar lo que son, a aprovechar el ataque de creatividad e inspiración que acompaña la palidez y las espinillas de esos días, a poner películas lacrimógenas y llorar con las amigas, mientras se acaban la caja de kleenex. A comer helado y darse largas duchas calientes, a decirles a sus esposos e hijos, ésta semana necesito un poco de espacio. A ponersen cursis y comprar cosas rosadas y brillantes, a recargar baterías, a observar las flores, el paisaje, sus vidas y sus cuerpos y a que se sientan una con la madre tierra.
4 comentarios:
MUY LINDO, TODO LO QUE DICES ES CIERTO POR LO GENERAL A MI QUE NI ME VUELVAN A VER EN ESOS DIAS PORQUE ANDO COMO UN OSO QUE ACABA DE LEVANTARSE DE SU INVERNACIÓN. GRACIAS POR COMPARTIR TAN BELLO SENTIMENTO.
Gracias Gaby!! =)
Excelente!!! Me encanto .... y tienes toda la razón, tenemos que verlo desde otra perspectiva.
Gracias Macha!
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